APERTURA DE LA PESCA DE LA TRUCHA.
Por.-   Venancio Alvarez López
Que empiece la fiesta.
Quedan días para abrir la temporada en León, depende como se mire, es una medida más, que creo correcta y no caprichosa, aunque cada pescador tiene su opinión, somos zona norte y por eso no se puede ir a pescar hasta el día 5 de abril, seguramente esté basada en estudios sobre el estado de las frezas, que tienen su reloj biológico basado en la luz, en la temperatura, también de preservar las orillas y márgenes del río, durante esta época.
Pero no es este el motivo de estas letras, hoy me hacía esta pregunta, ¿si fuese hoy el día de la apertura de la nueva temporada, que opinaría respecto a las condiciones de la pesca?.
Es lógico que días antes se dispongan las herramientas para ejercitar este deporte, así prepararíamos nuestras moscas, más bien ahogadas, aunque la seca es algo que gusta a muchos pescadores, o nuestras ninfas o quizás unas cucharillas.
Prácticamente lo de siempre, es volver a repetir esos señuelos que año tras año se conocen y el que más o el que menos sigue la tradición de aquellos que les enseñaron hace muchos años, siguen porque en este sentido hay pocas variaciones, las moscas de color morado, lilas, avellanas, marrones, olivas, sangre de toro, son las idóneas y confeccionaremos alguna de ellas conjuntamente con algunos pardones y como no, algunos pajas, ninguno de estos pueden faltar.
Además ya hace días que revisamos y limpiamos nuestras cañas y carretes, al tocarlos de nuevo nos entra algo muy dentro que nos hace revivir esa pasión de la vuelta al río, pero ese río ¿en qué condiciones se encuentra?. Hemos tenido riadas importantes, posteriormente aguas muy frías por los deshielos de la mucha nieve depositada en la montaña, lugar donde se conforman nuestros ríos, estas aguas «canosas» y frías sabemos que no son las idóneas para ejercer una pesca que nos depare muchas capturas, aunque la temperatura exterior sea más que agradable.
Recuerdo, y vosotros creo que también, aquellas temperaturas tan bajas que nos formaban bolas de hielo en la anilla del puntero y no dejaba correr el hilo, teniendo que recurrir a meter el puntero en el agua, más caliente que la temperatura exterior.
Había muchas truchas pero se resistían, no se animaban a moverse, estaban como diría cualquier ribereño “enganidas” (pasmadas, sin decisión para comer), hace falta que las condiciones sean las idóneas, principalmente la temperatura del agua y las aguas de deshielo no lo son.
Sabemos que podemos hacer el primer “cero”, ¿pero quien se queda en casa?…, es algo poderoso que nos anima a probar, aunque se pase frío, manda el corazón que no la cabeza.
El volver al río tiene algo especial, si no picaran los peces andas y charlas con los amigos, comes el bocadillo, algunas veces al lado del calor de una hoguera, para volver a probar con las moscas en esos lugares que ya hemos visto, alguna subirá, se soltará o con algo de suerte quedará prendida.
Hay enfermedades que se quitan con los años, todo esto lo he padecido, esa pasión irrefrenable de volver a pisar esas riberas, de oír el agua correr y el piar de los mosquiteros, ahora más calmado y sin ese ímpetu, espero momentos mejores más adelante, desde luego hace mucho que el primer día de apertura para mí está vedado, esta veda me la puse yo mismo, no ha sido la Administración; el río necesita sosiego, sitio para tirar unas cañas sin molestar a nadie, silencio y eso en ese día no suele ser muy común, a no ser que estés apartado muchos km y lógicamente no están los tiempos para muchos alardes con la crisis que padecemos y los carburantes las nubes.
En fin amigo no trato de convenceros, seguir con lo que vuestro corazón os indique, pero si os pide ir a pescar, adelante, aunque no pesquéis habréis pasado un día ideal en contacto con la naturaleza y el río.
Deseo lo mejor, para los que se animen, quizás sea mejor que no se comience de forma fácil, que se nos resistan nuestras amigas, que eso hace que te esfuerces en pensar, en imaginar que mosca será la mejor y si llegas a conseguir la tomada de alguna será para recordar el trabajo que te costo dar con lo que ellas querían, lo fácil aburre, hay que agudizar el ingenio
Finalmente mirar las tablas solunares, los vientos, la luna y acordaros de algún refrán, ellos guardan la sabiduría de muchos días de pesca…
“Viento de arriba ni trucha, ni anguila”.
“ Viento Burgalés, ni trucha, ni barbo, ni pez”.
“Pero si el día está sin viento y lloviendo, vete al río corriendo”
En palabras de D. José Vega Prieto, el Cura pescador nacido en Besande, e hijo de un buen pescador, del que recibió muchos consejos.
La pesca de la trucha es uno de los más bellos y apasionantes deportes a los que el hombre puede dedicarse en sus ratos de ocio. Cualquier persona que haya tenido ocasión de practicarla habrá podido comprobar que es una de las más sanas y hermosas aficiones no exenta de emoción y de deportividad.
Sacar del río una trucha con la caña, encierra en sí cierto embrujo de cuyo hechizo resulta difícil evadirse una vez que se ha caído en él por haberlo probado. Esta es una pesca llena de alicientes, que requiere una constante actividad y una mente vivaz.Y en la que para lograr resultados positivos deben conjugarse debidamente una serie de factores o elementos indispensables, los más importantes de los cuales son:
El pescador, la trucha, el río y los aperos de pesca y con el indispensable complemento de las influencias meteorológicas y de la luna y el sol.

 

Suerte amigos.
 
Redacción.-  V.  Álvarez (ciempiés)