Burbujas  en  el  río
Cuando la corriente se precipita formando una cascada atrapa millones de burbujas de aire que cambiará el color del agua hacía el blanco, cuanto más alejada esta la caída de la cascada mayor rebufo y más burbujas. Esto todos lo sabemos y no hace falta ir al río, con tan solo abrir el grifo de casa lo comprobamos. 
También la fuerte corriente cuando choca con piedras u otros obstáculos por fricción nos presenta esta ebullición de burbujas que oxigenan las aguas de los ríos de montaña.
El agua de lluvia que se filtra entre los estratos o acuíferos transportan también aire atmosférico así como la fusión de los grandes neveros y masas de hielo. El agua que ingresa a un río por precipitaciones también lleva un alto componente de oxigeno entre otros gases.
Los peces respiran el oxigeno que extraen del aire disuelto o que se encuentra suspendido dentro del agua, valiéndose para ello de los Filamentos Branquiales en donde intercambian el Oxígeno por el CO2. Pero no solo los peces usan si no que otros muchos habitantes acuáticos lo precisan. Por poner un ejemplo llamativo, cuando la ninfa está lista para ascender a la superficie se va a valer tanto de movimientos del cuerpo como de las burbujas de aire atrapadas entre el viejo exoesqueleto y el cuerpo.
 
 En los pozones, remansos y presas con alta concentración de algas y plantas macrófitas, en primavera y verano por tener un período de luz más largo y una temperatura más alta, la fotosíntesis es más intensa, con lo cuál liberan también oxígeno al agua. Como veis de oxigeno no andan mal nuestros ríos.
Las burbujas que están presentes por todo el río, a veces, no están en la composición del agua si no que mantienen su composición inicial quedando pegadas por los fondos entre piedras, plantas, palos, oquedades y demás….cuando algo o alguien interfiere en ellas se desprenden y suben a la superficie liberándose explosivamente.  El tamaño de una burbuja en el fondo no es invisible a nuestros ojos, pero ira creciendo según se vaya acercando a su liberación en la superficie. Esto se aprecia perfectamente en los grandes pozos. Los peces en su quehacer profundo intervienen con frecuencia en esta liberación de burbujas aunque su precedencia no siempre sea esa.

 

Pero hablemos también del otro tipo de burbujas, que lamentablemente también abundan mucho, de las que son consecuencia de la eutrofización de los ríos debido a la contaminación, quien no ha visto las típicas zonas fangosas de las orillas donde cualquiera alteración produce multitud de burbujas que producen mal olor. Esto es a consecuencia de las aportaciones de nutrientes, fósforo y nitrógeno, a los ríos procedentes principalmente de los retornos urbanos, de las industrias y de sustancias empleadas en la agricultura, siendo la causa de que  los ríos se llenen de vegetación y otros organismos que agotan el oxigeno del agua y exterminan toda clase de vida.