Reflejo hermoso de chopos en la superficie del río.

 

 

Ahí están, siempre están ahí como esperándonos.
Camino despacio, me gusta andar entre ellos, me atrae la transparencia de la ribera y ellos siempre están ahí mirándose en las aguas que voy a pescar, parecen guardianes de tesoros ocultos y enigmas sin resolver, son chopos autóctonos, modestos, sí, pero naturales y enraizados desde siempre en las riberas de nuestros ríos para dar cobijo a todo ser que lo precise, compiten en belleza con el cielo azul y las cristalinas aguas.
Invertidos por la ley de la reflexión nos regalan a cada paso imágenes y figuras mágicas que llenan de sensaciones nuestra aventura. Chopos…chopos del río, árboles recios que solo habláis al viento, ¿cuántos secretos guardáis?, de nubes y aves, de corrientes y peces, de vida y de más.
Me gustan los chopos porque son compañeros firmes y silenciosos, cuando me distraigo pescando veo como mueven
sus hojas mientras mi pensamiento vaga a su antojo por la corriente del río. Luego, sin querer, suspiro… y sigo pescando.