Solo… ante el río
Me despedí en el río Porma, al que esta temporada, por unas causas u otras, poco he visitado. Me gusta pescar en compañía, claro que sí. Pero hay que reconocer que la pesca en solitario tiene una exigencia mayor de todos los sentidos y es por ello que a veces las jornadas de pesca resultan, así, más exitosas y reconfortantes.

Es el otoño que con sus mil colores nos regala toda suerte de reflejos que hacen del río un remanso de paz.


Cuando el viento sopla entre los chopos y el río se llena de hojas secas es complicado seguir la deriva de la mosca, hay que estar fino y clavar a su tiempo.

La soledad ante la fuerza y belleza de la naturaleza me hace sentir como pez en el agua, como pensamiento libre o como hoja al viento. Solo yo y solo el río…y una jornada solo para los dos. Es algo extraordinario que hay que sentir… hay que vivirlo.


El río, generoso como siempre, me lo ofreció todo y por si fuera poco las truchas quisieron adelantarme el regalo de cumpleaños y así, picada tras picada, me hicieron pasar una de las mejores jornadas de este año, magnifico colofón para una temporada irregular.

No es una adiós triste porque estos recuerdos duraran toda la vida. Pero tampoco es un despedida optimista por lo que hemos vivido y porque el horizonte no es prometedor.Hemos comprobado que cuando los neveros invernales no atesoran esas reservas los ríos naturales se desangran en cuanto comienzan los calores. También hemos comprobado que ante las sequías las administraciones carecen de iniciativas  y no son capaces de gestionar los ríos.

Ahora ya solo nos queda esperar la próxima temporada y estamos expectantes ante la eminente salida de la nueva normativa que se está cociendo en despachos que presumimos lejanos al río, por ello pedimos que se rijan por conceptos biológicos y no por consejos de oportunistas.
Adiós temporada 2012, adiós.

13/10/12