El  Examen  del  pescador.
 El artículo 148.1.11 de la Constitución Española otorga a las comunidades autónomas competencias exclusivas en materia de pesca en aguas interiores, acuicultura y pesca fluvial. Por otra parte, en el mismo artículo se le reconocen también competencias exclusivas en materia de actividades recreativas y de promoción del deporte y del ocio. En el ejercicio de tales competencias, corresponden a la Comunidad de Castilla y León las potestades legislativa y reglamentaria, y la función ejecutiva incluida la inspección.
 Dentro de dicho marco competencial, las Cortes de Castilla y León aprobaron la Ley 9/2013, de 3 de diciembre, de Pesca de Castilla y León, tras cuya entrada en vigor se hace necesario aprobar un reglamento de desarrollo en ejercicio de la habilitación contenida en su disposición adicional primera, para concretar con mayor detalle las líneas de actuación señaladas en la ley, así como determinados aspectos técnicos y procedimentales.
Dicho reglamento se está cocinando a fuego lento, pero en su artículo 2. 2. del borrador dice claramente qué; Los requisitos para la obtención de cada tipo de licencia se establecerán mediante orden de la consejería competente en materia de pesca. Así que no es de extrañar que uno de los requisitos sea regular las pruebas de aptitud para la obtención de la licencia de pesca. Un examen donde demostrar la capacidad y el conocimiento necesario para poder practicar esta afición o deporte.

 

 Que nadie se extrañe, porque en Andalucía y la Rioja ya existe el examen del pescador, siendo obligatorio el abono de la tasa correspondiente para la obtención del título que te faculta para obtener la licencia de pesca. Somos muchos los que hemos aprendido a pescar al lado de nuestros mayores, otros con amigos y muchos solos, así ha sido siempre, sin exámenes y haciéndonos pescadores a golpe de río, poco a poco, pero los tiempos han cambiado y las reglas también. Ahora hay que demostrar que se sabe y pagar por ello.

 

 Creo que la Consejería de Medio Ambiente, a falta de una escuela de pesca, debía de impartir cursos de formación a los nuevos pescadores, pero sin tasas, para aprender a montar correctamente la caña y el aparejo, elegir el señuelo adecuado, hacer los nudos principales, iniciarse en el montaje de moscas, instruirse en manipular correctamente los peces y todo ello con la introducción al funcionamiento del ecosistema fluvial y conceptos de sostenibilidad medioambiental.

 

 
 En la pesca como en la vida, estudio y dedicación, superan la suerte y la superstición.