La pesca es una de las más sanas y hermosas aficiones que nos ofrece esparcimiento y relajación. Pescar es un más arte que ciencia. Un buen pescador/a es un romántico que está enamorado de la naturaleza, que trata a los demás pescadores, pesquen a la modalidad que pesquen, con el mismo respeto que el solicita y se identifica con las mismas ilusiones y necesidades, no viendo nunca en el otro a un enemigo sino a un compañero con la misma afición. El mejor pescador no es el que coge más y mayores truchas, ni el que tiene mejor equipo, ni el que va a los mejores cotos, sino aquel que va al río a disfrutar de la naturaleza, aquel que comparte un consejo o te ofrece la bota de vino. Sin río no hay nada, por ello cuidar la limpieza del lugar donde se pesca es fundamental así como cumplir las normas, aunque no se esté de acuerdo con ellas.
Se puede aprender más en un día que no se pesca, que en varios que se coge el cupo. Si obtienes algún provecho de todo esto me alegraré pero quiero que sepas que aprenderás muchas más cosas por tu cuenta. Saber algo es a veces importante pero compartirlo lo es siempre. Cuando no pican de ninguna manera, pon la gorra con la visera hacia atrás, las truchas creerán que marchas y morderán confiadas. Parece broma, y lo es, en el río hay que alentarse con sentido del humor y si hace falta reírse de uno mismo. “El pescador de caña, más come que gana.” Recuerda siempre que pescar es vivir la naturaleza y que la pesca significa muchas otras cosas a parte de la difícil y complicada tarea de capturar pintonas. Es ir al río a gozar y de paso a pescar, es apasionarse con el ruido permanente de sus aguas y aprender de sus silencios y murmullo, disfrutarle y al mismo tiempo respetarle para que mañana sea igual que hoy. En cuanto el silencio invade el mundo y el pescador, absorto en su faena, deja viajar su pensamiento por las corrientes del río, la terapia está en marcha, no hay nada igual, nada. Cuando una gota de rocío te refleje una luz especial, párate y observa, no te ciegues con las grandes pretensiones de la pesca o no veras estos pequeños detalles que, a pesar del ajetreo, quedaran grabados para siempre en tu alma. Y a veces con eso basta. Quiero que sepas, también, que en el río siempre encontrarás a alguien que sebe más que tú y que yo.