ELEGÍA A LOS RÍOS DE LEÓN.

TAN AGRADECIDOS EN OTROS TIEMPOS.

 Es posible que ahora, en este momento, piense y haga balance de una vida de pescador de ríos.

De las tres partes, de este caminar, dos de ellas han sido por las riberas de nuestras aguas y también por las montañas de esta maravillosa provincia de paisajes fantásticos, de ríos donde el ejercer este deporte de pescar tenía premio seguro, premio de calidad.

¿Porque comenzamos a pasar nuestros ratos de ocio, en esa compañía, y porque quedamos atados por ese estilo de vida?. Fue muy simple; Veíamos ciertos domingos gente que iba por la calle armados de cañas de pescar, les vimos en las estaciones del Hullero y también en la de Renfe, los coches prácticamente no se habían hecho populares, era impensable para un trabajador tener acceso a ese medio.
Por Venancio Alvarez López (Dedicado a mis descendientes y amigos.)
 Comenzamos a interesarnos preguntando en el lugar de trabajo, allí también había un grupo que hablaba de sus jornadas domingueras, unos por Matallana, Vegacervera, La Vecilla, La Losilla, o Boñar, por los ríos Torio, Curueño o Porma. Otros preferían desplazarse al Órbigo, a Veguellina, subir hasta Hospital de Órbigo o bajar hasta Viloria, Veguellina, Fondo etc., o haciendo trasbordo de trenes a Cebrones del Río.Tampoco se dejaba de visitar el Tuerto en Otero de Escarpizo. No quiero olvidarme de los que iban en los coches de línea San Martín a pasar el día a Villanueva de Carrizo. Ya estábamos notando cómo nos atrapaba esa afición, ya vimos cómo nos atraía el formar parte de aquellos grupos de pescadores y un día apareció nuestro premio, sin saber cómo, sin saber nada, una trucha vino a ver a aquel “pardillo”, un inocente que no sabía que había caído en una extensa red que después de más cincuenta años no he podido liberarme.
 ¿Pero realmente he querido hacerlo?, no, seguramente no, son muy fuertes los lazos que nos unen, ahora en mi vejez cuando pienso en lo pasado solo veo y siento lo que en las palabras de Garcilaso de la Vega, ya sentía “Corrientes aguas puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno… Transcurrían los días, los años y mi afición crecía, ya no sabía lo que era esa fuerza que me tentaba a la menor oportunidad de pasar las horas libres al lado del río, mis conversaciones con los amigos, con la familia, hasta con los que no sabían lo que era aquel deporte, aquel cariño hacia algo nuevo. Solo había río y truchas, pero también hermosos paisajes desconocidos por la mayoría.
Aquella afición cambió mi vida, comprendí que era una afición sana y un deporte bello, con ella aumentaron mis conocimientos de los pueblos de las montañas que veía lejanas, y junto con otros amigos de afición recorrimos la red hidrográfica leonesa, en un Renault 4×4, desde el Esla o Yuso, desde Portilla a Riaño, desde Acebedo a La Puerta, hermosos recuerdos de aquel valle perdido pero no olvidado, Las Salas, Crémenes, Villayandre. Luego la merienda de regreso en Quintana de Rueda y así, recorriendo pueblos y ríos, se ensanchaba mi corazón y fue de esta manera que miscorrerías descubriendo nuestra Provincia.
Por avanzar y no ser tan minucioso, aquello era un sueño, era un paraíso que quería enseñar a mis hijos, a mi familia y así lo hice, allí acampamos a la orilla fresca del río y de la montaña, allí recibí la visita de mis padres, que recuerdos, todos juntos, saboreando aquellos manjares que nos ofrecía la naturaleza.
Esa imagen está grabada a fuego en mi memoria y la recuerdo fresca y nítida.
Pasado un tiempo, los ríos enfermaron, grandes truchas y pequeñas morían por toneladas, un terrible hongo casi termina con todo, la Saprolegnia, atacaba a los salmónidos ferozmente. Ver aquellas tablas, en el coto Rioseco de Tapia, llenas de truchas grandes morir en la orilla, morir en los regueros de los prados, ver como un río preciosos se convertía en un cementerio lleno de cadáveres de nuestras princesas.
Esa imagen no la puedo olvidar, aquel olor también sigue presente en mis
sentidos. Se extendió la peste por doquier, quedaron aquellos vergeles sin vida y nuestra vida cambió, afectados todos los que de una forma u otra vivimos para pescar y otros para ayudar a sus economías familiares.  Así pasaron años de penuria, aquel tesoro guardado de tantos años que parecía inacabable quebró, ya no hay ríos, ni truchas, es triste ver que éramos los más y mejores, para ahora ser los últimos de la lista.
Y ahora qué?. Había que trabajar, había que tomar soluciones, pero no llegaban, seguíamos pescando y matando truchas ¿Cómo íbamos a recobrar a esos “Ríos Perdidos”?. Llevando y matando lo poco que quedaba, ¿era esa la forma de regenerarlos?.
Pronto nos dimos cuenta de que esa no era la manera, pero el hombre es el
máximo depredador y el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra, siguieron descendiendo las poblaciones, sonaban las alarmas y pescadores que amaban el río y a sus truchas decidieron pagar, al que tantas satisfacciones les había dado, practicando la Pesca deportiva, solo divertirse pero no cobrando las piezas.
Extraordinaria solución que a muchos nos encantó, en su momento fuimos de otra forma, eran tiempos de abundancia, pero ahora son todo lo contrario, hay que sembrar para recoger, debemos trabajar por ello devolviendo nuestros peces a la vida que tenían, que sigan reproduciéndose, que vuelva León a ser una primera potencia y que si en algo nos distinguimos de otros es porque la pesca si nos importa y tenemos necesidad de volver a tener la ilusión de antaño. Piensa amigo, estas a favor de la vida o en contra, analiza ¿qué has hecho tú a favor de quien hasta ahora te divertía?. Es necesario un cambio en todos los que nos gusta este deporte, un cambio en la administración para que cumpla a rajatabla con una Ley restrictiva para unos y permisiva para otros, deseamos una Ley en donde todos seamos iguales pescando en lo libre o en un AREC y coto, un cambio en los pescadores para que defiendan sus derechos, para que «no» sigan en estado de despreocupación, el río es algo nuestro que debemos exigir se cuide, se habiliten los medios para su defensa y cuidado, aunque nos cause un pequeño desembolso económico.
Porque pago en unos sitios y en otros no quiero, porque pago por divertirme en un parque de atracciones, en un cine, en un concierto o por ser socio de un campo de golf y porque no en ejercitar un deporte como el nuestro.

 

 La Administración sabe que sin dinero nada se puede hacer, que sin una gestión y una vigilancia necesaria esto será pan para hoy y hambre para mañana.