De cómo las manipulemos depende su vida.
Vemos a diario como algunos pescadores manipulan las truchas de cualquier manera y las precipitan al agua con descuido. Observamos en videos y fotografías como las truchas son sometidas a irregulares manejos que en muchos casos acabaran con su vida o le dejarán secuelas importantes.

 

Si pescamos sin muerte debemos de hacerlo todo bien para garantizar la supervivencia de la mayoría de las liberaciones.

 

 

 

El camino de la trucha hacía la muerte comienza nada más clavarla con el anzuelo. Que siga con vida solo depende de nosotros.

 

 

 

 

 

 

 

 

El miedo la hace espantar, brincar y luchar, aumentando así el ácido láctico producido por su tejido muscular, cansándola, agotándola y rindiéndola, algunas mueren desmayadas por que han utilizado todo el oxígeno en la pelea y el dióxido de carbono invade su sistema.
No demoremos su pelea innecesariamente.

Cuando la trucha es expuesta al aire, los filamentos rojos de las agallas se colapsan en masa provocando que el pez comience a sofocarse inmediatamente, porque son los que transforman el dióxido de carbono en oxígeno.

 

Debemos de tomar todas las medidas precisas para que la trucha siga con vida.

 

No coger la trucha nunca con las manos secas,  no la sujetes por las agallas, no la refriegues contra el vadeador, no  la tengas colgada del anzuelo, ni la aprietes en exceso, ni la pongas en el suelo aunque haya hierbas.  No hay que alterar el mucus que recubre su cuerpo y protege al pez de infecciones y enfermedades. Los hongos son sus enemigos mortales.
No la traigas haciendo esquí acuático, ni la revolotees al prado le desgarraras la boca y la golpearas en el aterrizaje.

 

Si usas sacadera que sea de red sin nudos, de malla fina de nylon.
Utiliza un desanzuelador si está difícil el desenganche y si ha tragado mucho corta el sedal lo más próximo al anzuelo que puedas.
Mantenla en el agua, la mayor presión hazla en la cola, si le vas hacer una fotografía sácala el tiempo justo y devuélvela inmediatamente con suavidad,  reanímala fuera de la correntada y disfruta cuando se vaya.
Ya sé que esto parece rizar el rizo, pero cuanto más cuidado pongamos con nuestras capturas más garantías de supervivencias tendrán, más disfrutamos del momento y cuanto más, más y más sumemos mucho mejor para el río, los peces y para nuestra afición.