Preámbulo de una Tormenta.
  Eran la nueve en punto y ya estábamos en Boca de Huérgano tomando café. La quedada había sido programada tiempo a tras y ya tenía muchas ganas de pescar con el amigo Fernando, que todos los años se desplaza desde Madrid a León, por estas fechas, para disfrutar de estos ríos pescando. Después de ponernos al día de los particulares asuntos nos pusimos a la faena.
El Yuso bajaba perfecto y la mañana, aunque bochornosa, nos ofrecía un bello panorama. Pronto nos dimos cuenta que la tarea de pescar no iba a ser fácil.  Recorrimos un buen tramo de río sin observar ninguna cebada y a penas vimos tricópteros, tan abundantes por esta zona.
Tocaba pescar al agua y así que lo hicimos, pronto me sorprendió una buena picada al finalizar una corriente y tras un pequeño trastéalo me partió el bajo. Eso iba a ser prácticamente toda la emoción que nos deparó este emblemático coto. Luego río arriba no conseguimos más que pocas y pequeñas capturas. El calor siguió en aumento y nos imaginamos que la tormenta, hoy, tocaba por esta zona.
Llegó la hora del almuerzo y a mantel puesto nos pusimos a la faena. Que bueno es ir con un conocedor de los rincones de la zona. Las nubes se adueñaron de las montañas y pronto nos iban a dar la respuesta a esa falta de
actividad de las truchas. Rayos y truenos hicieron el preámbulo para una de
esas tormentas de montaña que no duran mucho, pero son aterradoras. Así fue que las aguas cristalinas se volvieron “chocolate” y pusieron punto y final a una jornada que si no fuera por la compañía y la belleza de la zona sería para olvidar.
Para la próxima más y espero que mejor.