Recuerdos y sensaciones a la orilla del río
José Mª Villarroel Díez (CHEMA)

 

Formas de pesca: El bote
Si pensamos detenidamente en los materiales de pesca que hoy tenemos y los comparamos con los que había tan sólo hace unos 10 o 15 años la diferencia entre unos y otros puede llegar a ser abismal. Si estos artilugios y materiales los comparamos con los que se tenían hace 40, 50, o 60 años o más la cosa cambia radicalmente y la comparación parecería de auténtica risa pero no por ello menos eficaz de lo que hoy poseemos.
Pensemos por el momento en un bote de conservas, por ejemplo de tomate frito o de melocotón en almíbar, es un simple bote, y a simple vista nada puede ofrecernos después de vaciar su contenido, una vez hecho esto lo cogemos y… a la basura cuando no lo dejamos tirado por el campo en el peor de los casos, le pegamos una patada y ¡hala…! ahí te quedas. ¡Craso error amigos! si pensamos de esta manera, ese bote puede parecernos un simple y humilde bote, y lo es, pero también puede convertirse en un instrumento muy útil para el pescador. Aunque pueda parecer de locos esta afirmación es la pura realidad tan solo hay que buscarle su utilidad como lo hacían nuestros antepasados y que ahora describiremos.
Antiguamente, muy antiguamente, cuando las economías no alcanzaban ni para unos tristes pantalones, pues se hacían de trapos o lino y con cuarenta mil remiendos, la pesca era parte del sustento de unas familias ya de por sí bastante masacradas por la situación económica que padecía este país después de la guerra civil. Para ello no se disponía de mucho tan sólo de un varal que consistía en una vara larga cortada de la rama de un salguero, como hilo de pesca crines de caballo trenzados y de carrete un bote, a este último vamos a dedicarle este tiempo a los demás más adelante. El bote, ese bote de conservas servía como contenedor del «hilo» de pesca y hacía las veces de lo que hoy conocemos por carrete, el sistema consistía en enrollar el «hilo» en el bote y a la hora de ir a pescar en una mano el varal, y en la otra el bote, pues no iba adosado al varal de ninguna forma.
Para lanzar la técnica consistía en a la vez que impulsábamos la «caña» hacia adelante se tenía que poner el bote paralelo a la «caña» y con el culo de este hacia adelante, el bote se sujetaba o bien agarrándolo con la mano por la parte posterior o metiendo la mano dentro de él y haciendo presión con el puño para que no saliera disparado hacia adelante en el lance.Luego también había otra técnica que consistía en pescar con cucharilla (el que las tenía, no todos disponían de ellas) y sin caña, la técnica consistía en llevar en una mano el bote y con la otra mano y a unos cuantos cetm. de la cucharilla atada se agarraba el hilo y se hacía girar este como si de una honda se tratase, se le daba vueltas para dar impulso a la cucharilla… ¡fiu…fiu, fiu, fiu…! y se soltaba el hilo saliendo disparada la cucharilla hacia adelante y a gran distancia como si de la piedra de una honda se tratase, luego se venía enrollando el hilo en el bote haciendo girar la mano que lo sujetaba y dejando quieta la otra para de esta manera dirigir nuestra cucharilla por donde se quería llevar dentro del agua.
Esta técnica también se podía pescar sin el bote utilizando la mano para enrollar el hilo, más adelante  la describiremos. Ya veis que sencillo, barato y práctico era pescar de esa forma, era una pesca muy rudimentaria pero no por ello menos efectiva. Hoy por suerte las cosas han cambiado mucho y los carretes cañas…etc., ya no son aquellos rudimentarios timbales que parecían auténticos telares pero que cumplían su función. Por ello cuando nos encontremos un bote tirado por el río pensemos por un momento en lo que en su día significó ese humilde bote para aquellos pescadores que lo eran por necesidad, no le demos una patada y lo dejemos abandonado sin más, pensemos que el bote es el mejor carrete que haya existido nunca, vale para todo; mosca
seca, cucharilla, cebo…, no da problemas, nunca se estropea y es bien barato tanto de conseguir como de mantener, ¿alguien ofrece algo mejor…

 Fotografía y dirección, Lachis.