Recuerdos y sensaciones a la orilla del río
José Mª Villarroel Díez (CHEMA)
El sereno de la mañana
Cuando la noche toca a su fin las primeras luces del día se divisan en lo más alto del cielo estrellado, es el alba. Llegamos al río y notamos una sensación de paz y tranquilidad todo permanece en su sitio y en calma, los árboles mantienen sus ramas y hojas como estáticas, queriendo de esa manera no despertar al río que aún permanece dormido, ni si quiera los pájaros se atreven con su canto tan bonito a perturbar su sueño.
Todo está en calma, lo único que altera ligeramente esa paz son las numerosas moscas, saltonas, cascudos e infinidad de efémeras que revolotean por encima de la lámina de agua y que aún no se deciden a posarse sobre ella. De vez en cuando oímos las grandes cebadas de unas truchas que tienen permitido alterar ese sueño que está viviendo el río en ese momento y que se apresuran a comer todo lo que revolotea para luego desaparecer el resto del día. No cabe duda estamos ante un excelente sereno de la mañana.
El sereno de la mañana es sin duda uno de los momentos más emocionantes que puede vivir todo pescador que se precie de serlo, muy poco aprovechado pero sin duda uno de los más fructíferos en cuanto a capturas en tamaño y cantidad que en ocasiones supera al sereno de la noche. El sereno de mañana bien aprovechado y sobre todo en las jornadas de junio y julio puede darnos muchas sorpresas, hay que pescar con paciencia, sin prisas y procurando no alterar esa paz que nos envuelve y así transformarnos en parte de ella.El sereno de la mañana invita a lanzar nuestra cuerda de moscas sobre esa pequeña corriente suave y el corazón se altera en cada lance esperando esa gran trucha que hará las delicias del pescador, que guardará en su recuerdo, ese gran momento, para siempre.
El sereno de la mañana, ese gran momento que últimamente ya no se disfruta tanto, vivirlo puede resultar algo más que bonito, excelente, bello majestuoso. Una cuerda de moscas ahogadas o de pulgones especialmente puede resultar muy efectiva en ese gran momento, pescando a seca el pescador puede quedarse sorprendido del instante que va a vivir. A mosca seca un buen sereno de la mañana puede resultar francamente excelente, viendo nuestra mosca bajar suavemente por la corriente nuestro cuerpo es todo un escalofrío esperando esa trucha que a buen seguro sabremos clavar.
Muy buenos los del Omaña pescando entre esos alisos de sus orillas, los del Luna alto ¡qué pasada ver amanecer en
esas montañas!.
Empieza a amanecer y ya los pájaros comienzan a echar sus cantos al aire, los aromas campestres se dejan notar con más intensidad, las estrellas que brillaban en el cielo ya se han apagado y marchado a dormir con la luna, los árboles poco a poco se van desperezando agitando sus ramas y moviendo sus hojas y despiertan ya al río que comenzamos a oír con su voz que no es otra que ese golpeteo del agua cayendo sobre las piedras de su lecho. Se hace de día y todo vuelve a la normalidad cotidiana, nada permanece dormido y todo está lleno y rebosante de vida, mañana con suerte quizá volveremos a vivir otro buen sereno de la mañana.Fotografía y dirección Lachis
esas montañas!.
Empieza a amanecer y ya los pájaros comienzan a echar sus cantos al aire, los aromas campestres se dejan notar con más intensidad, las estrellas que brillaban en el cielo ya se han apagado y marchado a dormir con la luna, los árboles poco a poco se van desperezando agitando sus ramas y moviendo sus hojas y despiertan ya al río que comenzamos a oír con su voz que no es otra que ese golpeteo del agua cayendo sobre las piedras de su lecho. Se hace de día y todo vuelve a la normalidad cotidiana, nada permanece dormido y todo está lleno y rebosante de vida, mañana con suerte quizá volveremos a vivir otro buen sereno de la mañana.Fotografía y dirección Lachis
Poco a poco, en este blog se ha ido insertando un nuevo artículo de José Mª. Villarroel Díez (Chema).
Son pequeñas vivencias que nos han hecho vivir lo que se siente a la orilla del río, estos Recuerdos y sensaciones, expresan los sentimientos vividos por el autor desde su niñez y a sabido transmitirlos a todos nosotros.
Eso es lo difícil, hacer notar que al río no se acerca el pescador solamente a pescar, sino a sentir, oír los murmullos del agua, de las aves, para impregnarse dentro de nosotros y después transmitirlo, a los que le desean leer, recordando todos esos momentos pasados en contacto con la naturaleza.
No todos podemos hacerlo, convertir al lenguaje escrito todos esos sentimientos, solamente está en la mano de quien verdaderamente lo ha sentido tantas veces, de quien en su alma de poeta le da un toque sublime.
En estos relatos, está la historia de como eran, para comparar como son ahora aquellos ríos, llenos de vida, naturales y sin obras que les perjudican; pero inevitablemente quizás estemos asistiendo al prólogo de una decadencia, de aquello tan nuestro, que jamás volveremos a recuperar.
Me ha tocado mi sensibilidad este artículo, y mis recuerdos han vuelto para hacerme sentir: Aquellos serenos de la mañana, también aquellas noches de sereno, que tan lejos me quedan….
Poco queda para deleitarnos con sus relatos, están llegando al final, y solo me atrevo a sugerir, Chema sigue adelante, tu musa no te ha dejado y nos tienes mucho que contar………..
No me gustan los serenos al anochece, me encantan los del amanecer.
El relato describe exactamente lo que siento al pescar al alba.
Gracias.