Quien no recuerda el haber pescado en ríos de montaña al lado de esos prados donde su manto verde llegaba hasta el mismo cauce, todos aquellos insectos que caían al agua y que provocaban cebadas de grandes truchas, como nos deleitaban aquellas truchas comiendo todo aquello.
Hoy por desgracia esos prados ya no dan de comer a ningún ganado y al estar casi abandonados y muchos con maleza toda aquella vida a desaparecido para perjuicio de las truchas y del pescador, eran otros tiempos ya pasados y que no volverán ¡qué pena!. Los serenos en este mes y en esas zonas cerca de los prados eran excelentes, saltonas y cascudos en especial eran devorados por las grandes truchas que había y que hoy han desaparecido, acudíamos a pescar el sereno y la mayoría de las veces veníamos para casa sin cuerdas (se llevaban 3 o 4 y montadas en hilo del 24) y a veces sin truchas, eran otros tiempos que aún hoy seguimos recordando aquellos aromas, aquellos serenos y aquellos amaneceres.
Aunque hoy todo aquello casi ha desaparecido el pescar el sereno de mañana o de noche en este mes tiene un encanto especial al que todavía nos resistimos a abandonar pues junio sigue siendo mes de siega, saltonas, serenos y truchas, recordemos aquellos aromas…
Cuándo el río está dormido
Hay un fenómeno o circunstancia, totalmente explicable pero muy curiosa y bella si cabe a la vez, mi primera experiencia con esta circunstancia tuvo lugar hace ya bastantes años.
Tenía yo 12 años, unos compañeros, mi padre y yo habíamos quedado para ir a pescar el sereno de la mañana en el Porma, era el mes de Junio. Llegamos al río bajamos del 127, 4 personas incluido yo, nos pusimos los bártulos y nos dirigimos al río, el coche lo habíamos dejado como a unos 100 m. de la orilla y de camino a ella me llama la atención una cosa curiosa a la que no doy mucha
importancia de momento, a pesar de que el aire soplaba ligeramente y movía ligeramente las hojas de los árboles, estos no hacían el menor ruido, llegamos a la orilla del río y mientras desplegábamos nuestras cañas ya me llamó más la atención… a pesar de que me encontraba a escasos 10 m. de una corriente donde el agua golpeaba las piedras y que supuestamente tendría que haber el típico sonido del agua, allí, no se escuchaba casi nada, era como si el río se hubiese quedado afónico de repente.
Yo miro a mis compañeros a ver si ellos se habían dado cuenta de esta circunstancia y ellos seguían a lo suyo, entonces cuando mi padre y otro compañero ya se habían dirigido río arriba le pregunto al que quedaba, ¿qué está pasando? -¿qué pasa de qué? me pregunta él -el río……. no suena, no hay sonidos ¿qué pasa? -él echó una risa, me pasó su mano por encima de mi hombro, me abrazó un poquito y me dijo, escucha -pero si casi no oigo nada, le dije yo -claro no oyes y no hay ruido porque el río está dormido -yo me quedo un poco asombrado por la respuesta y le digo, ¡oye! que ya no soy un niño para que me respondas así.
El se va y me deja allí unos minutos y quedo pensativo…. pero mi sorpresa salta cuando a mi padre le oigo decir al otro compañero ¿os dais cuenta? y se queda como escuchando, el río está dormido, es ahí cuando entonces creo al que me lo dijo la primera vez y les pregunto que porque pasa eso, ellos me comentan que puede ser por razones de presión atmosférica o otra cosa que no saben decirme.
Desde ese día siempre que mi hermano y yo madrugamos por el verano y vamos al río siempre antes de empezar a pescar nos quedamos escuchando… y cuando oímos el silencio entonces nos miramos y casi los dos a la vez decimos ¡mira!… el río está dormido, es una sensación rara pero bonita y que a veces te da paso a la meditación por un momento.
Este fenómeno se produce en verano muy temprano que suele durar una media hora y luego todo vuelve a la normalidad con sus sonidos típicos.
Seguro que a alguno de vosotros os ha pasado y si no la próxima vez que vayáis al río por el verano escuchad….. y si no oís nada entonces habréis encontrado al RIO DORMIDO ….
Chssstttsssssss….. No le despertéis.
Dos de los principales artículos de Chema que más me gustan, que bien relatados, que sentimiento, como nos intenta hacer recordar y enseñar y es que el río también duerme, la naturaleza que le rodea no ha despertado, algo que parece de fábula y sin embargo es verdad.
Los serenos que hemos tenido la suerte de pescar y esos aromas del campo en esas fechas no se pueden olvidar.
Gracias Chema y Rodrigo por todo esto y esas fotografías maravillosas que realzan y aderezan este buen “plato” que con afán esperamos cada semana.
A mi el primer artículo me gusta mucho, porque evoca en mi cabeza sensaciones en el río que son las que más me llenan de cada temporada. Esos días ya calurosos desde bien temprano… y algún sereno, sobre todo a finales de junio. Me encanta
Son sensaciones de otros tiempos que nos reconfortan. Saludos.
Casi me quedo hipnotizado en los ruidos,los colores y los olores de aquella,para despertar y decirme ca…fue tan solo un sueño gracias a un perfecto relato.Recuerdo que..rara vez pero si,ocurria;que mi rio el cabra estaba como dormido no se ,pero si sabia que ese dia no se pescaba nada a nada.me lo confirmo uno d elos pocos que pescaban ese rio entonces.esas sensaciones hace rato pasaron a la historia pero para los que las vivimos,no al olvido.saludos.