Sintiendo  el  Río.
 
¿Puede algún pescador no percibir la grandeza natural del río.?
Desde siempre somos muchos los pescadores que nos declaramos amantes de los ríos, de ese mundo natural que conforman esas corrientes originales que se renuevan constantemente. Los admiramos por la serenidad que nos trasmiten, por la amplia gama de colores, por su fresca fragancia, por los seres que los habitan y por todo lo demás que estimula nuestros sentidos y nos hace gozar. Más allá de todo lo que pase, cada vez que vas a pescar, cada vez que vas al río, es una ocasión única que debes de aprovechar. Ver y percibir, pescar y disfrutar. Sentir el río es un sentimiento fundamental para todo pescador.
¿Qué  es  sentir  el  río?
 
No es solo sentirse bien a orillas de la fresca corriente que te transmite sensaciones agradables o que nos recuerde momentos únicos. Son esos detalles y muchos más que se van sumando a la jornada de pesca, como puntos positivos que te envuelven en una placentera sensación de bienestar y tranquilidad.

 

 A veces es el trinar de un pájaro, o esos cantos rodados, desnudos y lisos de variados colores y tamaños, la cabriola de un pez en el agua, una gota de rocío sobre una pequeña flor o un saltamontes que se precipita en toda la corriente. Sentir el río es darte cuenta de que los ríos son naturaleza viva y que en sus aguas frías y cristalinas habitan un número inmenso de seres que son joyas de la fauna acuática, que muchas aves se acercan a el y viven en sus riberas o que en los fondos de estos ríos cohabitan multitud de insectos muchos muy conocidos por todos y que los pescadores los imitamos en nuestros señuelos.
El rumor del río es como un tónico balsámico que despierta hondas sensaciones, serena el alma y acaricia los sentidos refrescándolos. El agua cristalina se rompe con cada piedra, cada corriente y cada remanso conforman lugares únicos de vida salvaje. En cada remanso una ligera ondulación indica el movimiento del agua, hay  reflejos profundos de hileras desorganizas de arboles que parecen detener el fluir del río, todo se confunde y funde.
En cada corriente el fulgor vidrioso impide ver lo que se esconde bajos las aguas, pero que tu mente se imagina, mientras su eco rebota con las riberas tapizadas de impolutos musgos, hiervas y matorrales.
A nada que te mantengas alerta lo puedes descubrir. Puedes sentir el río, sentir que te grita sus secretos y que a sus orillas el estrés se ahoga lentamente.
El río es maravilloso, muestra su verdad a quien sabe verla, deja viajar tus pensamientos por sus corrientes y veras como sientes el río que te otorga la mejor de las terapias posibles. Siéntelo y respétalo procurando que tu paso por él sea lo menos perjudicial posible.
¡Disfruta la pesca y cuida el río!