De Madrid al…Torío.
 
Los aficionados a la pesca de la trucha que vivimos en León, tenemos que reconocerlo, somos unos privilegiados.
O somos ribereños o tenemos el río a pocos minutos de casa, en cuanto disponemos de unas horas libres nos podemos acercar a cualquier río y con muchas posibilidades de éxito.
Esta temporada he compartido pesca, en diferentes jornadas, con varios pescadores madrileños y todos me han comentado sobre este privilegio que a veces tan poco valoramos. Ellos, los que viven lejos de este pequeño paraíso para la pesca, me comentan que en casi todas sus salidas de pesca hacen más horas de carretera que en el río, pero así y todo repiten una y otra vez. Esto no es afición, es  devoción.
En cada una de nuestras comunidades, en cada zona, existen multitudes de ríos, pero solo algunos y por alguna razón seguramente más natural que mística, se transforman en verdaderos protagonistas de la pesca de la trucha a gran nivel. El Torío es uno de los ríos trucheros más conocidos y codiciados por la gran mayoría de los pescadores de León y de los que nos visitan con la idea de pescar en nuestras aguas. El coto de Felmín les atrae especialmente y se convierte en uno de sus preferidos. Es un tramo de río pedregoso, con pozos y chorreras que crean multitud de refugios para cobijo de esas truchas que hacen las delicias del pescador más exigente.

 

Nuestros amigos, el domingo pasado, acompañados por Fernando pescaron el coto y el sábado les guié por la zona libre, alto Torío. Aunque el domingo les llovió toda la mañana, una vez que escampó y a la leonesa, hicieron una buena pescata. Pero a buen seguro donde mejor lo pasaron fue en lo libre, se sorprendieron de la belleza del paisaje y de la pelea de esas truchas salvajes que este año están más fuertes que nunca, conformando así una merecida recompensa al largo periplo.