Hace unos días me encontré por casualidad inmerso en una tertulia de pescadores en la que yo, por suerte, solo era un mero espectador. Eran todos unos pescadores extraordinarios, poco a poco me fui sintiendo insignificante y no me atreví ni a meter baza, hablaban de unos números y tamaños que desbordaban los limites de mi imaginación, termine por rendirme y me fui acomplejado. La depresión solo me duró hasta que me tomé un Ribera de Duero con una tapita en el bar de enfrente, pero fue lo suficiente para alterarme y cuando eso me sucede tan solo se me cura escribiendo…

 

Mentir es una práctica común entre el colectivo de pescadores y que, con intención o no, mentimos a veces sin darle mayor importancia. Como la mentira parece formar parte indisociable de las tertulias de pescadores me voy a referir a ellas, pero sin entrar en su psicoanálisis ni tampoco en la reflexión filosófica.

 

El pescador, generalmente, ve más peces y más grandes según va pasando el tiempo, y su experiencia de pesca la idealiza en su memoria de una manara confusa entre lo que fue y lo que soñó sería. La historia es verdadera o falsa según en qué momento y a quien se la cuente.

 

A veces esas mentiras conllevan grandes pinceladas de talento que hacen de ese relato una leyenda que perdurará en la historia de la pesca. Se trata de antologías de hechos y aventuras sobre la pasión por la pesca, sobre los peces que se persigue y pescan, pero toda la
fábula aporta esa dosis de fantasía que el pescador necesita para realizar su sueño y convencer a los demás.

 

Tres grandes campeones recordando sus hazañas. De derecha a izquierda;  Guiller campeón continental de Pesca a Mosca alta montaña, 2007. Bachiller campeón mundial Pesca de Altura, 2002. Paco, campeón de Pesca Submarina aguas abisales, 1999. Coautores del libro “Por ti pesco” de ediciones Bodón, primer premio de las letras doradas del año en curso.
Los pescadores utilizamos diversas técnicas para exagerar la verdad o directamente contar mentiras, mezclar mentiras y verdades da muy buen resultado para en ocasiones conseguir la atención de los demás, luego que nos crean o no ya depende de la historia y del que te escucha. Siempre se escapan las grandes, esto tiene un porqué; ese pez que lucha  hasta que consigue librarse del anzuelo a penas lo vemos y las sensaciones recibidas nos hace siempre pensar en ese trofeo único y cuando se escapa sentimos que con él se va ese pez con el que hemos soñada mil veces. Luego cuando lo contamos es más ilusión que realidad. Los peces son los únicos animales que crecen después de muertos y sobre todo si lo cuentas en el bar, ahí, entre caña y caña sus cm. van in-crescendo al ritmo del ambiente.

 

Muchos mienten para frenar a ese conocido fanfarrón que todos conocen como mentiroso y que siempre quiere quedar por encima de los demás. También se da con mucha frecuencia el que miente al revés, no es que se ponga cabeza abajo, no, si no el que dice que no pescó nada y casi todos los días coge el cupo. Se miente mucho también sobre las zonas de pesca, llegando incluso a mandar a alguno a pescar a lugares que no hay ni ranas. Claro que hay mentiras de mentiras. Las hay piadosas, por omisión, por exageración, por fardar, las hay malintencionadas, creativas, atrevidas y las hay, por supuesto, interesadas.

Pero claro, para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado. Sobre todo memoria, hay que tener en el recuerdo todas esas mentiras para que no se te descubran y a veces tendrás que contar más  mentiras para mantener las primeras, es como una cadena.

 

Los pescadores, la gran mayoría, no es que seamos unos mitómanos,  solo exageramos un poco; partiendo de un realidad contamos historias que a veces convocan al asombro, pero es que nos movemos ahí…en ese mundo fantástico de emociones, sueños y realidades.

 

Con el cebo de una mentira se pesca una carpa de verdad. (William Shakespeare)