Pesca en Boínas.
El martes tocó pescar el Torío y lo hice en la zona de Godinas, desaparecido poblado medieval que ahora se conoce por Boínas, donde está el Santuario de Santa María de Boínas y que todos los años por el 15 de agosto recibe el cariño de miles de romeros. Aunque fue quemada  durante la guerra civil ahora y tras varias remodelaciones presenta una perfecta estampa.

 

El río por ahí es perfecto para pescar, hay buen lugar para dejar el coche y hasta bancos para merendar.  Aunque, por todas estas facilidades, suele haber gente pescando este día me encontré solo, solo entre  la historia y la naturaleza.

 

Después de darle gracias a Dios por todo este regalo me puse a pescar, me es lugar muy familiar pues por algo lo pesco varias veces todas las temporadas.

 

Hace algo de viento y como no se percibe nada de movimiento en superficie monto una ninfa de oreja de liebre y un perdigón para empezar esta aventura de pesca. Después de calentar el brazo un buen rato llega la primera picada y con  ella la subida de adrenalina, tira hacía la corriente con fuerza y busca refugiarse a toda marcha, la aguanto como puedo, sube a la superficie y da un brinco espectacular que no rompe el hilo de milagro. Fue una lucha dura y me costó embocarla en la sacadera, midió dos cuartas y se que de estas no hay muchas por estos lares.
Es una trucha espectacular por su librea, está bien alimentada y tiene una perfecta forma que nos indica su casta y bravura, genética Torío.
Después de que la pintona se fue río a dentro mi mirada, sin darme cuenta, se fue hacía la torre de la ermita y no pude por menos que dedicarle una sonrisa desde la distancia.
Luego seguí pescando.